martes, 17 de marzo de 2015

Apuesta

No hay lugar, para jugar
Es una lástima, de verdad.
Tantos callejones, tantas calles,
solo quisiera escuchar, una bonita historia y nada más.
Nada más.
La noche, podría pasar tanto, tanto
sin embargo se mece, y me adormece
Aunque no relaja, no, para nada.
Una ebullición constante en el interior, que todavía no se define.
Si, las apuestas son así.
Lo mejor es que siempre me encuentra,
mi conciencia, mi luz, mi verdad.
Escucho, sonrío, quiero correr de la mano
De la mano con la aventura, la fina linea de la compostura, la adrenalina que
descubrís cuando todos te miran con sobriedad, y vos.
Vos ya ni los miras.
Sin cómplices, a veces es sentirte solo, en la inmensidad de tu ser,
simplemente porque no te ven.
A veces es sentir que el miedo nos cubre a todos con un velo denso, denso.
Tan denso como una pared, que no se inmuta, que no respira, gris, cubierta de moho,
fría.
Fría.
No te ven. No.
Pero, alguien te siente?
Si alguien te siente en cualquier momento, en cualquier lugar, entonces la apuesta todavía no termina.
Si alguien te mira y te dice, sonriendo, que estás loco, entonces la apuesta está bien hecha.
Somos espejos, recibís como das.
Si alguien te dice, que confía en vos, y te da su mano...redobla la apuesta y dale las dos.
A veces perder el control es verse, encontrarse, liberarse, animarse.
Amarse.