lunes, 3 de diciembre de 2012

Jum


Me senté. Y solo sentí.
Cerré los ojos. Pero no encontraba nada.
Nuevamente volví a abrirlos, seguía sin encontrar nada.
Cierta información construye, otra destruye sin piedad.
Si era innecesario no lo sé, como podría saberlo.
Ahora inevitablemente son mis oídos lo que intentan
descubrir algo. Pero no se puede escuchar entre líneas, ¿o si?
Y me trae devuelta, otra vez. Al punto de partida.
Pasó.
El deseo de no reprimirse, de no suprimir, de no destruir.
Construyamos con lo que haya, tomemos lo que podamos dar.
Reprimirse es como morir, pero más lento.
Suprimir es negarse a si mismo lo que uno realmente desea.
Darse la espalda a uno mismo.
Hay gente que no desea ser sorprendida.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Infierno

Y si alguna vez sentiste
que el silencio se convierte en distancia
que el precio no es tan caro como pensabas.
recorda esto:

Te sentas y pensás pensás y pensás
y miras ahí, adentro tuyo
porque sabes que es lo que pasa.

 Hay un punto incierto, allí en tu verdadera esencia,
en tu propio infierno

Y no en el mío.
Y te enojás.

Las piezas comienzan a encajar, y no entendes cómo todavía
seguís cometiendo los mismos errores, esperando que todo se de vuelta de golpe,
sin tener que dejar/dar nada para lograrlo, tratando de evitar la triste realidad,
 inventando excusas estúpidas en una batalla sin final
entre el conformismo y la ambición, la ambición de volar más alto, de confiar en tus instintos..

para que estar ahi si podés estar mucho mejor?

Te levantás, prendés un pucho y te acostás de nuevo.
Se te ocure que en ese momento alguien tal vez este pensando lo mismo.

 Alguien como vos... Pero no te sirve, o sí?

Tratás de entender porqué, si él esta primero vos estás siempre ultimo.
Ahi. Nunca es suficiente encontrar lo que buscás,
siempre el disfraz que tapa lo que realmente habría que mostrar.
Nunca podes tener todo.

Nunca.

Cruce

El se detuvo en una esquina. Yo también. Era la misma esquina. Yo tenia los auriculares puestos. El también. Yo miraba la calle, intentando ubicarme. El se paró frente a mí. El me miró a mí. Yo lo miré, y sonreí. Me saqué un auricular, noté que él también se había sacado uno. Me dijo que estaba perdido. Le sonreí y le dije "yo también" Me dijo que iba para Retiro. Yo le dije que iba para Constitución. Me volví a poner el auricular, y seguí caminando.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Lobo

Una flor descolorida que nunca me gustó, hago garabatos que ni siquiera entiendo Paso el tiempo, entre el humo y tu vicio. Cada pétalo una historia diferente Un mismo tallo con la sonrisa sin dientes Desnunda, pero con dudas. Un lobo entre las sábanas. pero no aulla. No hoy.

lunes, 13 de agosto de 2012

Conexion

Conexión. Pensaba en los momentos en que mi gato me dirige la mirada, y yo lo miro, y nos quedamos unos instantes observándonos. Cómo describirlo? No es una experiencia religiosa, por suerte, sería terrible pensar que Dios tiene algo que ver con eso, al fin y al cabo los que sufrimos la conexión somos nosotros y lo que nosotros llevamos dentro, lo exterior es solo un soporte, una suerte de vehículo para esta cosa abstracta viaje ida y vuelta desde emisor hasta receptor. Y lo más lindo, es que todo lo demás que se encuentra alrededor, ni se entero. Lo que tenemos adentro define esta aptitud en nosotros los seres humanos, si no hay nada que puede hacer que te detengas y simplemente ver que pasa, pues no tienes el don. Así lo considero yo, un don, un regalo, algo que no todo el mundo tiene, y por eso me pienso muy afortunada mientras alrededor mío solo veo paredes grises llenas de moho. Puedo emocionarme cuando me compro algo material, si, pero cuánto dura? Unos segundos....unas horas....lo miro, lo toco, lo doy vuelta, de nuevo, y ya está. Ni me saco ni me dio nada. Bueno si…unos pesos. Como algo inerte puede transmitir alguna clase de energía? O vitalidad? Lo que si sucede, es que nosotros traslademos esa energía y vitalidad hacia algo que consideramos extensiones nuestras, pero esas extensiones que nos ayudan a expresarnos: un pincel, una guitarra, un cuaderno. No así con un plato, un vaso (quizás alguno de la infancia, pero pasa por otro lado). Pasa por el lado de la expresión, a veces necesitamos algún instrumento para poder sacarlo afuera, y en ese momento se convierte en parte de nosotros. Solo en ese caso lo inerte pasa a tener vida, lo demás tiene tan poco peso e importancia que me hace preguntar porque el mundo gira como gira. Invisible, esta conexión de la que hablo, siempre es entre dos seres vivos, y el planeta en su totalidad cuenta, porque es vida por si misma, limpia, pura, y sobretodo, fuerte. Por consecuencia, todo lo que salga de ella tendrá la misma fuerza, la misma pureza, la misma magia. Cómo puede ser que del puro cemento, arriba de un edificio, a pesar de todo, siempre encuentro alguna planta que sale quién sabe cómo ? No hay científico que se acerque a lo que esto significa. De la nada, simplemente hay vida. Y lo mejor, es que nosotros no tuvimos nada que ver con eso. Y acá, en la ciudad, realmente a veces tengo que buscar mucho para encontrar algo así, entre tanto escombro tanta cosa artificial disfrazada de vida, de vez en cuando se puede observar algún gesto de bondad en la gente. Una sonrisa. No un empujón. Alguien que te ayuda a ubicarte si estás perdido, alguien que te explica algo que no entendiste. Esas también son conexiones. Alguien que se ríe de quien sabe qué, y todos reímos con esa persona. Y hay conexión, se siente liviano, no pesado, insoportable de llevar. Eso es, el compartir, lo que se pueda, todo lo que se pueda. (Foto: Yo. Isla Martín García, Octubre 2011)

domingo, 19 de febrero de 2012

Que te puedo decir

No hay palabras
no hay señales
solo silencio
solamente esto...

Qué te voy a decir?
No lo puedo escupir
no lo puedo sentir
Pero al menos puedo fingir.

Y cuando el sol se despierta
que me vas a decir?
Es otro cuento, lo sé
es tan cruel...y lo sabés

No me importa repetirlo
si me encanta ser tu cómplice
jugar a que no me podés lastimar
que sólo me vas a querer...una vez más

Pero amor...

cuando el sol despierte
que me vas a decir?
cuando sea la hora de decir adiós
que te voy a decir?

Tendré que esperar que la noche
nos conquiste nuevamente
y rogar que el sol...
se duerma para siempre.

lunes, 2 de enero de 2012

Reflexiones de un domingo a la madrugada



Todos alguna vez hemos tenido que renunciar a algo. No creo que sea a “alguien”, siempre es algo. Al amor, al dinero, a las comodidades, a la libertad. Un mundo donde a veces pareciera que los sueños se vuelven frustraciones, que cada día se encuentran más y más lejos de nosotros, aquellos momentos en que todo parecía posible. No me considero una persona pesimista, quizás más bien, demasiado realista. Cuando uno era chico, al menos en mi caso, la vida parecía tan simple, tan mágica…tan inconsciente. Es la lucha del día a día, por no dejar que nuestras caídas no nos impidan volver a levantarnos.

A veces siento que vivo en una dualidad constante, por querer descubrir razones o hechos que en realidad no existen sino que son sólo un invento de mi mente, ojala pudiese saber porqué…. O será la duda, indirectamente enviando toda clase de posibilidades ante diversas situaciones esperando cotejar hasta el último detalle pensando así que, después de un arduo trabajo de ensayo y error y descartar posibilidades, finalmente encuentre la verdad.

Cuando uno decide sacarlo a la luz, escupirlo es forma de palabras, de un lenguaje propio, y que nuestro receptor no logra captar porque claro, el también está descartando posibilidades y buscando su PROPIA verdad.

Pasé por mil estados, intenté de diversas maneras no sobrepasar mi propia capacidad de juego, que este no me desborde y que pierda el partido para volver a empezar otra vez. Uno piensa que puede ser posible… solo para volver a dudar de ello. La respuesta puede estar, o no, depende de lo que estemos buscando, dónde lo estemos buscando. A veces no depende de los demás, es sólo un escudo contra tu propia inseguridad.

Tomar lo mismo de manera diferente, puede hacer la diferencia. Hacer lo mismo de manera diferente puede renovarnos, puede darnos más fuerza. Crear espacios dentro de uno para poder apreciar los momentos sin volar tan lejos y poder volver, porque a todos nos habrá pasado seguramente tener que volver inesperadamente y no recordar el camino de vuelta.