Hacerlo.
Hacerlo hasta perder
la noción del tiempo.
Creí que entendía lo
que era querer perderse
pero no lo sabía,
hasta ahora.
Hay algo tan sexual
de querer simplemente dejarse ir.
Cerrar los ojos y
dormir no alcanza, porque nunca dormís
nunca descansas del
todo, a veces ni siquiera dormís con tanta
calesita dando
vueltas en tu cabeza.
La cámara lenta, el
sonido deformado, apaciguado,
no reconocer nada, ni
las caras ni quien esta y quién no.
No recordar que
sentís, ni porque llegaste hasta este punto, porque el dolor
ya no duele,
yo no sé, el dolor, o
si es la cabeza que no te deja respirar, no te deja
enterrar tranquilo
como siempre hacemos cuando algo muere.
La belleza de
simplemente caer.
Será por eso que
siempre lo estamos haciendo.
Tengo tantas ganas de
estar equivocada.