Sentada en el banco de la plaza, el viento me revolvía el pelo, tapándome la cara. Yo me destapaba y el viento volvía a taparme. Se reían, y a la distancia, yo los espiaba. Me intrigaba tanto alboroto. Estaba buscando una respuesta. Quizás por eso era que me llamaban tanto la atención, en otro momento nunca los hubiese observado. Si cerraba los ojos podría imaginar a cualquier niño jugando con mi pelo. Sonrío. Pero no sola. La lluvia se avecinaba ya, la esperaba con ansias. El paisaje cambiaba y estaba ahí. Estática. No pensé en nadie. No. Pero si pensé en algo, lo que tenían ellos, lo que se veía en sus rostros, resplandeciendo. Tomados de la mano, con los hombros levantados , como queriendo protegerse de lo que se avecinaba.
No dejaban de reír, no importaba cómo intentara disminuirlo en mi mente. ese cuadro era la imagen de la inocencia, esa que nunca vuelve. Que momento, pensé. Por un segundo me sentí dentro de ese cuadro compartiendo lo mismo que ellos. De seguro si me dejan voy a poder viajar en el tiempo y sólo sonreír. Me muero de ganas de sentirme liviana lejos de todo eso. Los papeles revolotean, la tierra se arremolina, como en aquellos pagos... Qué va...como en todos lados. La mente me lleva hacia allá, y yo quiero estar acá. Mi cara nunca me ayudo a disimular nada. Pero me ayuda a ahorrar las palabras que no hacen falta.
Una nena pasa corriendo y se cae súbitamente. Queda en el piso, tendida, lloriqueando. Sin dudarlo me levanto, casi corriendo también y me agacho, para acercarme lo más que pueda.
-¿Estas bien linda?- le digo
La nena me mira, sollozando, en silencio. Se mira la rodilla toda raspada y me dice
-Me arde-
-¡Uh, es que te diste tremendo golpe!- Ayudo a exagerar un poco con mi cara- Mira, yo también me caí cuando era chiquita- Le muestro la cicatriz que tengo en la pierna arriba del tobillo.
Ella la mira, con curiosidad, y pasa el dedo con temor.
Todavía sollozando pero casi olvidándose del raspón, me pregunta si me dolió.
-¡Puf! ¡Grite tanto tanto tanto que todavía me acuerdo!- La nena sonríe ante mis muecas y mis exageraciones gesticulares.- Pero ya no me duele más- Sonrío.
La ayudo a pararse, a sacarse la tierra , y a limpiarse un poco la cara. La madre ya ubico a la niña y lentamente la veo acercarse.
-Ahí viene tu mamá- Le digo- No llores mas eh, que ya no duele, ¿o no?-
Asiente con la cabeza, me sonríe y dando media vuelta vuelve corriendo a los brazos de su madre. Y yo me quedo parada ahí, estática. La plaza ya esta vacía. Yo me quedo esperando la lluvia en silencio. El viento sigue jugando con mi pelo, con mi vestido. Veo que las hamacas quedaron desiertas, y me siento en una de ellas.
Las luces se prendieron por la extraña oscuridad, por el día que se filtra a estas horas de la tarde.
Mientras me balanceo en la hamaca juego con la arena bajo mis pies. Mi mirada se detiene en esa cicatriz, en esa oruga fea retorcida que siempre quise borrar de mi y que hacía tanto tiempo que no me detenía a observar porque se volvió parte de mi como mi pelo, como mis manos. No imagino mi cuerpo sin esa oruguita remolona tan linda y solo mía. Sólo con el tiempo. No sería mi cuerpo. No sería yo.
El cielo se ilumina de golpe. A lo lejos se escucha el trueno que viaja. Finalmente veo las gotas impactadas sobre la arena mientras me hamaco enérgicamente un ratito, en ese limbo.
"Uno no debe consentir arrastrarse cuando siente el impulso de volar" Helen Keller
viernes, 27 de febrero de 2015
lunes, 23 de febrero de 2015
Te quise
Te quise para aprender
te quise para reír
te quería sólo para mí
Fue muy poco el tiempo
pero realmente te quise
quise quererte, y verte lindo
verte amistoso, un poco torpe
así, de imperfecto, yo te quería.
Te quise para hablar de nada
o de todo a la vez
de escuchar tu voz
y que vos escuches la mía.
Te quise para no sentirme sola
y disfrutar de tu compania
Te quise para que me abraces
y yo abrazarte también.
Te quise, para mirarte.
Te quise para que vos también,
me mires.
Te quise para decir tu nombre,
cerrar los ojos y pensar en un hombre.
Te quise para poder ser yo.
Solamente yo.
Te quise, sólo un rato
para poder soñar.
Te quise, para no comer con el televisor.
Te quise, para gritarle a alguien mientras me duchaba
y para que me rasques la espalda.
Te quise para no pensar tanto.
Para tener un poco de fe.
Para enojarme con alguien,
con alguien que no sea yo.
te quise para reír
te quería sólo para mí
Fue muy poco el tiempo
pero realmente te quise
quise quererte, y verte lindo
verte amistoso, un poco torpe
así, de imperfecto, yo te quería.
Te quise para hablar de nada
o de todo a la vez
de escuchar tu voz
y que vos escuches la mía.
Te quise para no sentirme sola
y disfrutar de tu compania
Te quise para que me abraces
y yo abrazarte también.
Te quise, para mirarte.
Te quise para que vos también,
me mires.
Te quise para decir tu nombre,
cerrar los ojos y pensar en un hombre.
Te quise para poder ser yo.
Solamente yo.
Te quise, sólo un rato
para poder soñar.
Te quise, para no comer con el televisor.
Te quise, para gritarle a alguien mientras me duchaba
y para que me rasques la espalda.
Te quise para no pensar tanto.
Para tener un poco de fe.
Para enojarme con alguien,
con alguien que no sea yo.
viernes, 20 de febrero de 2015
Ganitas
Hoy no tengo ganas.
No tengo ganas de
salir, ni de quedarme
ni de correr, ni aletargarme.
No tengo ganas de
escribir, no tengo ganas de decir
No tengo nada que
decir.
Allá, no llegan, ni
lo intentan,
Será que no tienen
ganas tampoco.
No tengo ganas de
obligarme a tener ganas,
no tengo ganas de ser
positiva,
ni de ver todo gris.
Ni de sentirme
incómoda o desdichada.
Pero lo más
importante de todo:
No tengo ganas de
pensar.
Ni de preguntar.
Ni de responder.
No tengo ganas de
pensar que será o no.
O porque fue o no.
No tengo ganas de
sentirme apartada, ni pegada.
No tengo ganas de ver
ni atender el teléfono si no tengo ganas.
No tengo ganas de
pedir ni dar explicaciones.
No tengo ganas de
mirar atrás, ni imaginar insólitos panoramas futuros.
No tengo ganas de ser
manipulada, ni doblegada, ni obligada
Ante las reglas que
le convienen a cada uno.
No tengo ganas de
preocuparme, ni de invertir
el tiempo en
proyectos de largo plazo.
Sólo es hoy.
Ni de escuchar cosas
bellas, adornadas, maquilladas,
Cuando detrás solo
hay aire y más aire, inflándolo todo.
No tengo ganas de
mirarme al espejo y ver
una persona en el
cuerpo de otra persona.
No tengo ganas de ser
un depósito de cosas que nadie sabe dónde poner.
No tengo ganas de ser
la salvadora de nadie, ni cambiarle la vida a nadie.
No quiero sentir otro
peso encima que no sea el mío. Ni un kilo más ni uno menos.
No tengo ganas de
pensar o sentir que no puedo elegir.
De ser la mártir
idiota de los corazones rotos, de los desentendidos, de los pobres
luchadores.
No tengo ganas de ser
la rata putrefacta que prolifera enfermedades por donde pasa.
No.
No tengo ganas de
torcer las mentiras para que parezcan verdades.
Ni de torcer mi
cabeza para mirar a la gente como me gustaría que sea y no como realmente es.
No tengo ganas de
responder, ir, venir, subir, bajar cuando a vos se te dé la gana.
Yo soy. Yo quiero, yo
no quiero.
No tengo ganas de ser
una sombra.
No tengo ganas de dobles
discursos, ni de supuestos, ni de entrelineas.
Nada que no sea lo
que es.
No.
No tengo ganas.
Quiero.
La risa, el beso, el
abrazo, el camino, la sorpresa, que se abra el cielo.
Estar locos, sólo un
poco.
Los amigos, la
familia, compartir.
Estar presente en el
presente.
Solo quiero eso.
Ser.
Quizás.
Alguien con quien
ser.
viernes, 13 de febrero de 2015
Oportunidad
La oportunidad no viene sola.
Algunas veces puede pasar, pero generalmente la vista esta poco entrenada. O más bien entregada.
Otras veces no depende de uno, o pareciera que es así, aunque en realidad quien decide?
Hay dos tipos de oportunidades:
Las que se da uno mismo y las que le dan los demás.
En realidad hay tres.
Esta también la oportunidad que uno da. Que otros olvidan.
Que digan lo que quieran. Que piensen lo que quieran.
El tiempo es oportunidad. Oportunidad de darse cuenta.
Y de volver a darse cuenta otra vez.
Nunca es tarde. Al menos para eso.
Equivocarse también es una oportunidad. De cambiar todo.
Venganza es una oportunidad.
Oportunidad es algo nuevo, pero también lo es renovarse.
Oportunidad es decir te amo, o que ya no.
Olvidarse de todo.
Dejar de existir.
Dejar de ser.
Dejarse.
Dejar.
Dejá...dejá.
Algunas veces puede pasar, pero generalmente la vista esta poco entrenada. O más bien entregada.
Otras veces no depende de uno, o pareciera que es así, aunque en realidad quien decide?
Hay dos tipos de oportunidades:
Las que se da uno mismo y las que le dan los demás.
En realidad hay tres.
Esta también la oportunidad que uno da. Que otros olvidan.
Que digan lo que quieran. Que piensen lo que quieran.
El tiempo es oportunidad. Oportunidad de darse cuenta.
Y de volver a darse cuenta otra vez.
Nunca es tarde. Al menos para eso.
Equivocarse también es una oportunidad. De cambiar todo.
Venganza es una oportunidad.
Oportunidad es algo nuevo, pero también lo es renovarse.
Oportunidad es decir te amo, o que ya no.
Olvidarse de todo.
Dejar de existir.
Dejar de ser.
Dejarse.
Dejar.
Dejá...dejá.
viernes, 6 de febrero de 2015
Pausa
No había caso en negar que las decisiones nos deciden a veces sin decidir nada.
La luz llegaba, si, pero no sin antes pasar por el filtro de la cortina de color indefinido junto con todo el polvo y el smog que diariamente sacude a la ciudad.
Los corazones siempre están ahí. Latiendo.
El calor los hacía pensar en cualquier cosa, en cualquier lugar.
Las manos tocan, los ojos ven, los oídos escuchan. Y todos juntos ellos sienten. Sienten levitar en el silencio de la mañana, de la noche, de la tarde. Hay magia a toda hora, en todo lugar. Conectan con todo y con nada a la vez.
Son las cosas más simples, las menos evidentes. Las que damos por sentado tantas veces sin pensar en que un día no van a estar más allí.
Damos por sentado la luz del día, el café de la mañana, el beso de despedida. El cajero escupiendo dinero. Somos mortales y aún así nuestra mente piensa que la eternidad la tenemos comprada. Peor aún, que tenemos tiempo. O que el tiempo nos espera. Preguntándonos que haríamos si no tuviésemos miedo, si realmente mañana se acabara todo esto.
Yo dejo que el viento de abofetee, a veces, para caer de nuevo y simplemente sentir que el mundo se queda en pausa.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)