Había algo ahi.
Escondido.
Era como intentar que las luces no parpadeen, que no se muevan.
Intento trasladarme hacia otro lugar, visualizo todo lo bueno.
Sintiendo lo que es bueno, a quien es bueno, no lo que es ahora.
En todo paso hay un antes y un después, y un ahora.
Los rayos llegan plenos, me increpan, me apuran,
Dejo que lleguen, la calidez se encuentra cuando uno así lo quiere.
No hay frío, no hay soledad, no hay silencios. Sólo decisiones.
Tanto apuro por llegar a ningún lugar, todo enfrente se disuelve.
Y miro mis manos, observo mis pies.
No tengo cadenas, no.
Yo soy libre.
Un alma libre.
Duele ser un alma libre a veces.
No se puede ser rehén de las inseguridades del mundo.
El mundo no es de nadie.