martes, 16 de diciembre de 2014

NI



Había algo ahi.

Escondido.

Era como intentar que las luces no parpadeen, que no se muevan.

Intento trasladarme hacia otro lugar, visualizo todo lo bueno.

Sintiendo lo que es bueno, a quien es bueno, no lo que es ahora.

En todo paso hay un antes y un después, y un ahora.





Los rayos llegan plenos, me increpan, me apuran,

Dejo que lleguen, la calidez se encuentra cuando uno así lo quiere.

No hay frío, no hay soledad, no hay silencios. Sólo decisiones.

Tanto apuro por llegar a ningún lugar, todo enfrente se disuelve.

Y miro mis manos, observo mis pies.

No tengo cadenas, no.

Yo soy libre.

Un alma libre.

Duele ser un alma libre a veces.

No se puede ser rehén de las inseguridades del mundo.



El mundo no es de nadie.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Grititos



Esta es la poesía más triste de todas.

Sos mi poesía más triste de todas...







Se siente como un golpe.

Como mil golpes.

Uno tras otro.

Se te arruga el estómago.

Ganas de vomitar.

El mundo comienza a girar y a girar.

Te falta el aire.

Respiras como podes, buscas con las manos

un lugar de donde agarrarte, para no caer.

Te aferras a vos mismo, inconscientemente

uno se pone la mano en el pecho.

Como queriendo protegerlo.

No puede ser.

No puede ser.

Otro golpe, esta vez te hace girar la cabeza para el otro lado.

Miras, y miras y miras y miras. No encontras nada. Miras sin mirar.

No salen las palabras. No hay palabras cuando se te arruga el corazón.

Se siente como un papel de oficina mal impreso, que alguien lo toma, lo mira con desagrado.

Hace un bollito, lo tira sin mirar, al cesto de basura.

Así se siente.

Grititos, grititos del alma chiquititos, porque uno en un momento así es como un niño.

Un niño lastimado, desilusionado, porque el amor en el fondo es ilusión, y si no es amor, es lo contrario.

Y todo se rompe.

Lo rompen, lo corrompen, lo violan, lo pisotean, lo dejan sucio. ¿Saben cuando alguien se siente sucio? Cuando no está limpio. ¿Cuando no está limpio? Cuando tiene algo encima que no es suyo.

Es así.

Primero el corazón.

Después de que logras ponerte en pie, y superas el golpe, y dejas de ver todo blanco, o mejor dicho, todo negro, la mente hace lo suyo.

Miles y miles de imágenes que no son tuyas, que no corresponden con tu historia.

Pero en realidad sí. Aunque no quieras verlo.

Todo pasa ante mis ojos, desde el principio. Como si fuera la mía propia.

Las primeras palabras...las primeras miradas...qué fácil es empezar a escribir cuando todo está en blanco, no.

Uno nunca piensa en el final cuando está en el comienzo.

Los mismos labios, el mismo cuerpo...los mismos ojos, las mismas manos, otro piano, las mismas notas, el mismo éxtasis, quien sabe que más sea lo mismo...

Y vos, que pensabas que tu mundo era único, imposible de repetir. Que a la cima del amor, llegábamos dos, tomados de la mano, agitados, mirando el horizonte.

Y se abrazaban.

Se abrazan....y sonríen.

Saboreando todo.

No puedo verlo.

Pero a veces es necesario mirar la verdad a los ojos.

Te salpica. Desechos de otro río. Te escupen en la cara.

Esto no se borra con una pomada. Ni se tapa con un guante.

Asco. El estómago vuelve a retorcerse

Dolor.

Apretas los ojos queriendo despertar.

Es un sueño, es un sueño.

Y finalmente el corazón te estalla, porque no podes protegerlo más.

No podes contenerlo más.

Miles de pedacitos desparramados por el piso.

Y ahí estás, agachado, vos y tus grititos del alma.

Un campo de batalla, todo roto, todo revuelto, todo tirado, desparramado.

Las últimas luciérnagas caen. Moribundas. Los últimos destellos.

Me miran. Las amo con todo lo que tengo.

Las guardo en un bolsillo. Es todo lo que queda.

Juntando, mientras el viento se lleva lo que quiere.



Ojala se lleve esos pedacitos que no quiero guardar.